Por Andrés Mooney
El Luifa debió pelear los seis rounds para ganarle al santafesino Battaglia, quien no dejó de buscar la pelea a pesar de recibir un duro castigo. El club Quilmes fue testigo de una de las peleas más complicadas que tuvo el de Argüello y por eso la gente aprobó el examen del pupilo de Luis Olivero.
Había incertidumbre. Primero por el inicio del combate, dado los cuatro cortes energéticos sucedidos a lo largo de la noche y luego por el rival a enfrentar. Battaglia tenía sus pergaminos y Luifa lo sabía.
La lluvia se hizo presente en la ciudad luego de varios meses, y fue a caer justo sobre el ring. La lona proveída por la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra), fue la que permitió el desempeño del pleito ya que, otra lona, no hubiera podido mantener de pie a los contendores.
De entrada, Zárate marcó el ritmo y castigó a Battaglia con buenas combinaciones, saliendo de la zona de fuego. Sin enloquecerse, entendió que no debía buscar el nocaut, dada la ventaja de peso que regaló al momento de subir al cuadrilátero (Battaglia pesó 71.500 Kg., muy por encima de la Welter natural de Zárate). Así, metiendo sus manos con justeza y evitando el cruce, el local se anotó los primeros rounds.
Los últimos tres, ayudados por los nervios que provocaron los resbalones del de Argüello y la búsqueda de la definición por la vía categórica, fueron vibrantes. Cambiaron fuertes golpes, quedando en claro quién era el de las manos más picantes y mejor ejecutadas: Luis Pablo Zárate.
Al final, fue victoria por puntos, en decisión unánime y la gente lo celebró. Volvió la lluvia, volvió el boxeo a Villa Allende y volvieron los duelos con equivalencia a Córdoba. Salud.
Las tarjetas fueron: Argentino Matías García 60-56; Juan Carlos García 59½-56½ y Héctor Morón 59-58.
El agua trajo un pato. Ángel el Pato Cabrera estuvo presente en la velada. Previo al inicio de los duelos profesionales, el campeón del último Masters de Augusta, sorprendió al público saludando con su habitual humildad.
Había incertidumbre. Primero por el inicio del combate, dado los cuatro cortes energéticos sucedidos a lo largo de la noche y luego por el rival a enfrentar. Battaglia tenía sus pergaminos y Luifa lo sabía.
La lluvia se hizo presente en la ciudad luego de varios meses, y fue a caer justo sobre el ring. La lona proveída por la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra), fue la que permitió el desempeño del pleito ya que, otra lona, no hubiera podido mantener de pie a los contendores.
De entrada, Zárate marcó el ritmo y castigó a Battaglia con buenas combinaciones, saliendo de la zona de fuego. Sin enloquecerse, entendió que no debía buscar el nocaut, dada la ventaja de peso que regaló al momento de subir al cuadrilátero (Battaglia pesó 71.500 Kg., muy por encima de la Welter natural de Zárate). Así, metiendo sus manos con justeza y evitando el cruce, el local se anotó los primeros rounds.
Los últimos tres, ayudados por los nervios que provocaron los resbalones del de Argüello y la búsqueda de la definición por la vía categórica, fueron vibrantes. Cambiaron fuertes golpes, quedando en claro quién era el de las manos más picantes y mejor ejecutadas: Luis Pablo Zárate.
Al final, fue victoria por puntos, en decisión unánime y la gente lo celebró. Volvió la lluvia, volvió el boxeo a Villa Allende y volvieron los duelos con equivalencia a Córdoba. Salud.
Las tarjetas fueron: Argentino Matías García 60-56; Juan Carlos García 59½-56½ y Héctor Morón 59-58.
El agua trajo un pato. Ángel el Pato Cabrera estuvo presente en la velada. Previo al inicio de los duelos profesionales, el campeón del último Masters de Augusta, sorprendió al público saludando con su habitual humildad.
Sin codificar
Alexander Tanchiva no pudo con el indescifrable Miguel Leonardo Cáceres. En duelo de experimentados, hicieron una pelea muy pareja en la que, por escaso margen, Cáceres se llevó la victoria. Las tarjetas fueron: Argentino Matías García 38-39½; Juan Carlos García 38½-39 y Héctor Morón 38-39½.
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