Por Andrés Mooney
En los papeles, podríamos tentarnos y decir que es una pelea accesible para el de Argüello, ganable. El record del nacido en Laboulaye (4-4-0) es regular y no parece ser un noqueador (no acabó ninguna pelea antes del límite). Y más allá de los números en la licencia de Zambrano (7-8-2), sabemos Raúl es mucho más de lo que dicta su libreta. Físicamente subirá al entarimado bien preparado y en una categoría que le sienta bien: la división Ligero.
Pero hay un interrogante. Una duda que se plantea desde el momento mismo en que vuelva al ring: ¿cómo está Raúl anímicamente? Esto de dar ventajas con el peso, de subir a pelear sin la preparación adecuada, significó un cúmulo de derrotas que hacen perder confianza a un boxeador. ¿Renace el hambre de gloria? ¿Se puede volver a soñar con ocho peleas perdidas de 17? Si la respuesta es sí -sin ánimos de hacer futurología y con el riesgo que tiene predecir resultados en el deporte-, entonces Zambrano se lucirá en el cuadrilátero y hasta puede acabar la contienda antes del límite. Si la respuesta es no, puede ocurrir cualquier cosa: una victoria deslucida de Quiroga o un enmarañado empate.
La cita será en el Club Atlético Central Argentino de Río Cuarto. De fondo, el Chino Miranda se las verá con Emilio Julio Julio a 10 capítulos.
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