Por Andrés Mooney
No dudó. El Luifa salió a jugársela y desde el segundo inicial buscó a un siempre complicado Montenegro, y lo encontró. Lo tuvo por la lona, le provocó un conteo de protección y obligó a un correcto Brigido Rosa Vaca (árbitro de la pelea) a dar por terminado el match.
El de Argüello no quiso dejar dudas y lo despachó en el primero. A gritos exige rivales de jerarquía. Los demanda y los merece, quedó claro: la potencia de sus puños se hace sentir.
Se hizo ídolo de un Cerutti que reprobó a un venido a menos Rodrigo Barrios y, la verdad, promete.